Hay una reserva de agua del tamaño de 140 billones de océanos que acecha en un agujero negro supermasivo lejano, el depósito de agua más grande del universo y 4.000 veces la cantidad que se encuentra en la Vía Láctea.
Esta cantidad de agua fue descubierta por dos equipos de astrónomos a 12 000 millones de años luz de distancia, donde aparece como vapor disperso a lo largo de cientos de años luz.
El depósito fue descubierto en el área gaseosa de un quásar, que es una región brillante y compacta en el corazón de una galaxia alimentada por un agujero negro. Este hallazgo demuestra que el agua puede estar presente en todo el cosmos, incluso al principio.
Si bien esto no sorprende a los expertos, nunca antes se había descubierto agua tan lejos. La luz del cuásar (en concreto, el cuásar APM 08279+5255 en la constelación Lynx) tardó 12 000 millones de años en llegar a la Tierra, lo que implica que esta masa de agua existía cuando el universo tenía apenas 1 600 millones de años.
Un grupo usó el instrumento Z-Spec en el Observatorio Submilimétrico de Caltech en Hawái, mientras que el otro usó el Interferómetro Plateau de Bure en los Alpes franceses.
Estos sensores detectan longitudes de onda milimétricas y submilimétricas, lo que permite la detección de gases traza (o vastos depósitos de vapor de agua) en el cosmos primitivo.
El descubrimiento de muchas huellas dactilares espectrales de agua en el cuásar proporcionó a los investigadores los datos que necesitaban para calcular la gran magnitud del reservorio.